EL LEGADO DE HUGO BESKOW

11 julio, 2016

El ministerio incansable de un pastor y profesor en Chile, Uruguay y Argentina.

Tengo un recuerdo lejano del pastor Hugo Beskow (1902-1988) y de su esposa, Flora Block, de aquellos años en los que estudié Teología en el entonces Colegio Adventista del Plata. En el acto de colación de grados, el Pr. Beskow entregó a nuestro grupo una antorcha simbólica del traspaso de la misión a la nueva generación de misioneros adventistas.

Sus padres habían vivido en Pelotas, Río Grande del Sur, Rep. del Brasil, donde desarrollaron actividades comerciales y agropecuarias; allí también aceptaron el mensaje adventista. Entonces el pastor José Westphal los invitó a trasladarse a Camarero, luego Puiggari, hoy Libertador San Martín, Entre Ríos, Rep. Argentina. Lo hicieron en 1912. La casa paterna y el negocio de los Beskow se ubicaba en la esquina donde hoy se encuentra el edificio de la Municipalidad. Muy cerca de allí se levantaba la casa del pastor Godofredo Block. Lo curioso es que, con el tiempo, tres señoritas Block se casaron con tres jóvenes Beskow (Susana Block, con Pablo Beskow; Amalia Block, con Otto Beskow; y Flora Block, con Hugo Beskow).

El pastor y médico Roberto Habenicht, fundador del Sanatorio Adventista del Plata, bautizó a Flora y a Hugo el mismo día en un arroyo cercano, cuando ni soñaban con que algún día se casarían.

Hugo estudió en el Colegio Adventista del Plata, y los viernes cortaba el cabello a alumnos, profesores, y al propio director, Jess S. Marshall. En ese tiempo, profundizó su amistad con Flora Block.

Flora y Hugo se casaron en 1926 y aceptaron una invitación para servir en el Colegio Adventista de Chile. Viajaron en tren, y se maravillaron con el imponente paisaje de la cordillera de Los Andes. Flora enseñaba música y dirigía un coro. Allí tuvieron a su hija, Guiomar. Hugo estaba a cargo de la iglesia, y ambos iban los domingos en un sulky a Chillán, para una serie de reuniones evangelizadoras.

Un viernes de noche frío y claro, pasaron por la terrible experiencia de un terremoto. Los perros ladraban y aullaban, la casa se sacudía, y todo caía al suelo y se rompía. En la ciudad de Chillán, muchos edificios quedaron destruidos. No faltaron otras adversidades tanto familiares como de salud, al mismo tiempo que muchas satisfacciones en el servicio de Dios.

Los Beskow continuaron su ministerio en el Colegio Adventista del Plata, como profesores. Hasta que en 1933 Hugo fue llamado a la obra evangélica para trabajar con el recordado pastor Walter Schubert, en Santa Fe, Rep. Argentina. En ese tiempo, vivieron la tristeza de la muerte de Godofredo Block, y la alegría del nacimiento de Erwin. En realidad, Hugo no había estudiado Teología, sino el curso Comercial, pero fue desarrollando sus habilidades pastorales y misioneras, leyendo mucho y estudiando de forma autodidacta. Fue pastor de la Iglesia de Santa Fe, y allí fue ordenado al ministerio.

Llegó el momento de dejar la región central del país y embarcarse en un vapor hacia el norte. El pastor Beskow fue tesorero en la provincia de Corrientes por poco más de un año, antes de mudarse a la fronteriza ciudad de Rivera, en la República Oriental del Uruguay. Allí continuó con las conferencias evangelizadoras iniciadas por el Pr. Pedro Brouchy. En Rivera, nació su último hijo, Leroy (pastor adventista y talentoso artista plástico).

La administración de la iglesia los trasladó luego a Montevideo,  donde permanecieron varios años. En todos estos lugares, Flora fue de gran ayuda por medio de la música, tocando piano, cantando y dirigiendo coros.

De vuelta en la Argentina, el pastor Beskow trabajó en las iglesias de Palermo, Liniers y Morón. Las conferencias que presentaba atraían a mucha gente. De Palermo fueron a Mendoza, convocados otra vez por el pastor Schubert, y de Mendoza a Córdoba. En Córdoba, Erwin Beskow terminó la carrera de Medicina, para ser luego médico misionero en el Perú y, posteriormente, prestigioso médico en Resistencia, Chaco, Rep. Argentina. El último destino de trabajo de Flora y Hugo Beskow fue en las ciudades de San Lorenzo y Rosario, de nuevo en la provincia de Santa Fe.

Recuerdo que en una ocasión el Dr. Mario Veloso hizo algo inusitado, antes de su predicación en el Colegio Adventista del Plata: dedicó su sermón al Pr. Beskow. Expresó que todo lo bueno que recordaba haber aprendido en el ministerio se lo debía al pastor Hugo Beskow.RA

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