EN EL NIDO DEL TIGRE

El Salmo 84 y los beneficios de refugiarse en la Casa de Dios.

El esfuerzo de la calurosa caminata hasta allí es recompensado con vistas naturales increíbles y una paz difícil de encontrar en las urbes pobladas. Se trata del monasterio Taktsang, el sitio más emblemático de Bután, un pequeño reino enclavado en el borde oriental del imponente Himalaya. La particularidad de este sitio (considerado sagrado para los budistas) es que se aferra a un acantilado a más de tres mil metros de altura. Literalmente, está “colgado” de una pared vertical. Construido en 1692, se ha convertido en un icono religioso, cultural y turístico del país. La leyenda vernácula relata que el gurú Padmasambhava llegó a este lugar volando sobre un tigre con el fin de meditar allí. Por eso es llamado “El nido del tigre”.

Mitologías aparte, siempre es bueno encontrar un refugio de paz en medio de la crisis. Así lo entendieron los hijos de Coré al componer el Salmo 84. Herederos de un vergonzoso pasado, supieron reivindicarse dejando este formidable legado de 12 alentadores versículos. Sí, estos levitas que servían con sus talentos musicales en la adoración en el Templo (2 Crón. 20:19) eran descendientes del rebelde Coré, quien cuestionó a Dios y al liderazgo de su pueblo en la figura de Moisés en la triste historia de Números 16. No obstante, ellos tenían un espíritu de agradecimiento y de comunión con Dios.

En tiempos turbulentos de cuestionamientos a las sanas doctrinas bíblicas y al liderazgo de la iglesia organizada mundialmente que cumple el plan de Dios, amerita reflexionar sobre este capítulo inspirado. Charles Spurgeon escribió que “si el Salmo 23 es el más popular, el 103 el más alegre, el 119 el más profundo y el 51 el más quejumbroso, el 84 es uno de los más dulces salmos de paz”.

1-Anhelando la Casa de Dios (vers. 1, 2). El mayor deseo radica en estar dentro de los atrios del Templo. La palabra “morada” que se menciona aquí bien puede traducirse como “tabernáculo”, según el hebreo original. Este no era un espacio de quejas ni problemas, sino un recinto amable y ameno. ¿Tienen estas características nuestras iglesias? ¿Anhelan las personas congregarse en ellas?

2-Disfrutando en la Casa de Dios (vers. 3, 4). El Enemigo de las almas nos sigue engañando y pretende hacernos creer que la felicidad está en los divertidos y pasajeros placeres del pecado. Nada más lejos de la verdad bíblica. La auténtica dicha radica en tener una relación diaria y personal con Dios, en obedecer sus mandamientos, en colocar nuestros dones a su servicio y en cumplir la misión que se nos asignó en esta Tierra. La felicidad siempre está cerca de Dios. Lo saben hasta las aves: “Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde poner sus polluelos, cerca de tus altares, Señor Todopoderoso” (vers. 3).

3-Fortaleciéndonos en la Casa de Dios (vers. 5-7). Estos tres textos son maravillosos. Busca ahora una Biblia y léelos. Dicen que cuando confiamos en Dios y seguimos sus consejos somos fortalecidos para enfrentar las dificultades. ¡Los valles de lágrimas se convertirán en manantiales de bendición!

4-Orando en la Casa de Dios (vers. 8-12). La súplica final de este salmo es sabia y pertinente para todo cristiano consagrado: Escúchame, sé mi escudo, guíame y ayúdame a vivir con integridad porque “mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos” (vers. 10). El tiempo que el salmista pasaba en la Casa de Dios era mejor y más valioso que el tiempo que pasaba en otra parte.

A veces, parece que la iglesia está “colgada” al borde del precipicio de la inestabilidad económica, social o espiritual. A veces, parece que está a punto de caer. Desde el punto de vista bíblico, esto no sucederá. La Iglesia es el gran nido donde nos refugiamos de las reinterpretaciones bíblicas erradas y del relativismo teológico tan de moda. Es el gran nido donde estamos a salvo de las garras del gran león rugiente que busca devorarnos. Es el gran nido donde nos cobijamos de las filosofías orientales, el budismo, el mindfulness y toda la gama de engaños satánicos tan populares en la actualidad; tan pródigos en falsedades y no en la verdadera paz y felicidad que emana de la Palabra de Dios.

Abandona hoy el espíritu de rebelión de los Coré y adopta el espíritu de comunión de los hijos de Coré. No tienes que subir a un monte alto ni entrar en una especie de trance especial para encontrarte con Dios y hacer este cambio en tu vida. Puedes escucharlo ahora al abrir la Biblia. Puedes hablarle de rodillas al emitir una oración.

Autor

  • Pablo Ale

    Es Licenciado en Teología y en Comunicación Social. Además, tiene una maestría en Escritura creativa. Es autor de los libros “¿Iguales o diferentes?”, “1 clic” y “Un día histórico”. Actualmente es editor de libros, redactor de la Revista Adventista y director de las revistas Conexión 2.0 y Vida Feliz, en la Asociación Casa Editora Sudamericana.

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1 Comentario

  1. Gabriela Iveth Flores Tejada

    Hola
    ¿El salmo 84 fue escrito por David o por los hijos de Coré?
    El comentario bíblico adventista dice que por David y aquí dice que por los hijos de Coré.

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